A vueltas con el Hogar Digital (que no termina de llegar…)
Hace unos años colaboré en España en la redacción y edición del primer Informe de Prospectiva sobre el futuro de la empresa instaladora, un importante estudio en el que preguntamos a más de 500 empresas constructoras para conocer y analizar las tendencias más importantes de cambio en varios órdenes: sociales, político-administrativas y legales, dentro del entorno, en los modelos de gestión y analizamos también las principales tendencias tecnológicas (por ejemplo: el coche eléctrico y todo lo relacionado con las energías renovables y la eficiencia energética) que afectarían al porfolio de estas empresas.
Una de las conclusiones que nos sorprendió cuando editamos el estudio (2013) fue que aunque las empresas ya habían identificado la irrupción de lo que conocemos como “internet de las cosas” y la conectividad “machine to machine” como una de las principales certezas en cuanto a tendencias que iban a consolidarse que iban a impactar más fuertemente en el futuro de sus propias empresas, sin embargo no la consideraron con la misma importancia a la hora de redefinir su estrategia de posicionamiento.
Cabe señalar que en el análisis de conclusiones desarrollamos una matriz de probabilidad/impacto a partir de la cual diseñamos cuatro escenarios posibles sobre los que las empresas constructoras podían reflexionar sobre su futuro.
Como digo pensábamos que con el avance de la IoT la domótica que se suele definir como el conjunto de tecnologías para el control y la automatización de la vivienda y su “hermano mayor” la inmótica que se definiría de igual forma pero en relación a los edificios, serían consideradas como la base de la estrategia de futuro pero no fue así y el tiempo transcurrido les ha dado la razón.
Con el paso del tiempo hemos podemos constatar que a pesar del enorme esfuerzo inversor realizado por muchos fabricantes y de que toda la tecnología necesaria existe y está disponible desde hace años, no existe el gran mercado que algunas predicciones que se realizaron preveían. En México es a partir de 2015 cuando la domótica se convierte en tendencia clave conjuntamente con Green IT y Cloud: http://computerworldmexico.com.mx/domotica-green-y-cloud-entre-las-tendencias-clave-para-este-ano/
Pensando sobre cuáles podrían ser las causas, las razones para este “fracaso” o al menos para el no despegue de la domótica en la vivienda, se me ocurren dos, basadas en la Ley de la oferta y la demanda (productos y mercados – clientes):
- En cuanto al producto, una posible explicación es que durante estos últimos años asistimos a una falta de consenso entre los grandes fabricantes que ha impedido que exista la necesaria estandarización de normas y por tanto la experiencia de usuario global respecto de la domótica en general no es buena. De forma individual cada uno de los productos “domotizados” son geniales pero a menos que pertenezcan al mismo fabricante o norma habrá que ir cambiando de aplicación para controlar cada uno de ellos y esto defrauda muchas expectativas…
- En cuanto al mercado, yo destacaría en primer lugar que los consumidores (las personas en definitiva) han (hemos) considerado a la domótica como un elemento de lujo, absolutamente prescindible. Algo con características vistosas eso sí, pero que no pasaba de ser un artilugio más para encender/apagar electrodomésticos o regular la iluminación o la temperatura
Pero me parece que todo esto (esta vez sí) va a cambiar radicalmente.
Es un hecho el avance de lo que podríamos llamar la “democratización de la domótica” apoyada en productos como las bombillas HUE de Philips, los productos de Belkin o toda la gran familia creada por Smartthings, pero sobre todo por el enorme impacto mediático que supone la compra de NEST por parte de Google. Y por eso creo que muy pronto el problema actual que provoca el que todos los dispositivos conectados no hablen el mismo idioma se resolverá. Hay avances muy importantes en este sentido como el estándar Thread creado por Samsung y Nest al que se están sumando otras compañías y es probable que los usuarios ya no tengan que ir saltando de una app a otra para gobernar su centro de control.
Lo que es indiscutible es que la versatilidad que aportará la nueva conectividad aportará beneficios medibles en tiempo y dinero, pero esto no había impactado como lo está empezando a hacer ahora en la mente del consumidor, porque el gran cambio lo provocará el hecho de que la nueva domótica será totalmente personalizable por el propio usuario, para obtener respuestas y soluciones a sus propias necesidades, aquellas que cada persona decida resolver y evolucionará a futuro conforme evolucionen estas.
Estándares como KNX, X10, etc. existen desde hace mucho tiempo pero son todavía costosos de integrar, pero es ahora cuando se percibe que el hogar inteligente ha empezado a interesar a los usuarios, cuando nuevas generaciones como los millenials y/o la generacion X adquieren la condición de posibles compradores de viviendas, es decir, cuando se vislumbra que hay de verdad un gran mercado, las grandes compañías como Google o Apple han empezado a tomar posiciones y por tanto ya nada será igual.
El despliegue del Internet de las Cosas es solo un vector más que actuará como acelerador, la nueva domótica nos traerá novedades como por ejemplo que además del Smartphone (que seguirá siendo la consola principal del sistema) podremos usar nuestro smartwatch para el control del hogar inteligente con el que nos comunicaremos por voz y hablo de inteligente porque los dispositivos conectados lo serán cada vez más debidos a los continuos avances en computación cognitiva y machine Learning
Las omnipresentes Siri, Cortana, etc., también tendrán un papel en el nuevo reparto, será a ellas a quienes les daremos instrucciones y nuestras órdenes serán ejecutadas por:
- Interruptores inteligentes, que nos avisarán si quedaron encendidas la plancha, la televisión o la freidora o iluminarán estancias
- Termostatos inteligentes, que nos ayudarán a ahorrar logrando un consumo eficiente
- Cámaras inteligentes, que controlarán nuestro hogar y serán nuestros ojos mientras estamos fuera
Una última cosa, el futuro avanza hacia el presente a una velocidad mucho mayor que nunca, así que empecemos a conocerlo para poder disfrutarlo y no sufrirlo, porque además, nuestras ciudades también será inteligentes… pero de esto hablaré en el próximo post.
Autor: Vicente Martínez Antolí